*THE MATRIX*

(Escultura Mural, Arte Transmedia, 2025)

Aonekken María · The Matrix es una obra transmedial de carácter escultórico–arquitectónico que configura el espacio matriz desde el cual se gesta, se transmite y se encarna el proyecto Aonekken María. La obra no se presenta como objeto autónomo, sino como ambiente total: un cuarto de cuatro paredes completamente intervenidas, incluyendo suelo y cielo raso, concebido como gruta, cueva, matriz y sistema de gestación.

La técnica empleada es escultura mural en bajorrelieve, realizada mediante una combinación de procedimientos aditivos (modelado con estuco, yeso) y extractivos (tallado directo del muro con gubias, incisiones y rebajes hasta alcanzar las capas profundas del revoque). La superficie resultante conserva huellas de trabajo manual, cortes, estrías y zonas erosionadas que refuerzan la idea de cuerpo trabajado, excavado y activado.

La pared central aloja la figura principal: una Venus–Luna Ancestral, no figurativa en términos clásicos, sino presentada como forma matriz. Su núcleo es una vulva abierta, entendida como portal de gestación, origen y paso. En su interior se inscribe una luna llena, donde se distingue el conejo lunar, símbolo ancestral de fertilidad, regeneración y ciclo vital presente en múltiples cosmologías.
Sobre esta estructura aparecen las iniciales AM, correspondientes a Aonekken María, dispuestas entre dos grandes pechos, que funcionan como fuentes nutricias, afirmando el carácter generativo y corporal de la obra.

Desde el suelo hasta el cielo raso ascienden líneas flamígeras, serpentinas y orgánicas, que recorren las paredes como flujos de energía vital. Estas líneas fueron construidas tanto por extracción del material —tallando directamente el muro— como por adición de volúmenes modelados. Están pigmentadas con óxidos de hierro (ferrites), pigmentos inorgánicos que remiten a la sangre mineral, al fuego interno de la tierra y a las primeras prácticas pictóricas humanas. Su ascenso continuo conecta el plano terrestre con el celeste, inscribiendo el espacio en una lógica de circulación vertical.

En una de las paredes laterales emerge un gran corazón, rodeado por figuras serpentinas. Este corazón no simboliza la emoción individual, sino la persistencia vital, el latido colectivo y la resistencia que no se extingue. Las serpientes, asociadas a la renovación, al movimiento y a la energía telúrica, custodian y activan ese centro pulsante.

El suelo, realizado en caucho negro, funciona como base absorbente, táctil y silenciosa: un plano de contacto corporal que remite tanto a lo industrial como a lo ritual. El cielo raso, pintado de negro profundo, representa la noche absoluta. En él se inscribe la constelación de la Cruz del Sur (Choiols), guía ancestral del hemisferio austral, huella del choique en el cielo y punto de orientación cosmológica para los pueblos aonnekkenk y araucanos. De este modo, el espacio queda simbólicamente cerrado y completo: tierra, cuerpo y cielo integrados en un solo sistema.

Aonekken María · The Matrix es el útero simbólico del proyecto: la casa, el cáliz, la cueva y la cámara de gestación desde donde se transmite el streaming y se articulan las obras posteriores. No representa la Matrix: la encarna. Aquí, la tecnología no aparece como elemento externo, sino como prolongación del cuerpo y del espacio ritual, inscripta en una lógica de mestizaje y continuidad.

La obra articula astrología, cosmología indígena, memoria ancestral y práctica contemporánea sin jerarquías ni purificación simbólica. Venus y Luna, matriz y constelación, cuerpo y arquitectura coexisten como capas activas de un mismo organismo. La Matrix es un lugar donde el origen es continuo.

Desde este espacio, Aonekken María se presenta como entidad gestante y gestada, cuerpo–territorio desde el cual el proyecto se organiza, late y se proyecta hacia el futuro.